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Desde la creación del tenis moderno, los jugadores han reportado dolor en o alrededor del codo, del brazo con que manejan la raqueta. La primera referencia documentada de este problema data de 1883, refiriéndose como «lawn tennis arm», y entre las recomendaciones estaba tratarlo con descanso y bandas compresivas por debajo del área dolorosa.  A hoy día, las recomendaciones no han variado mucho.

Lo que ha cambiado es el típico paciente con «codo de tenista», más del 90% de los que sufren esta patología no juegan tenis, ni otros deportes con raqueta. La mayoría de estas lesiones se ven en personas que realizan trabajos de movimientos repetitivos,  usando herramientas como el martillo, destornilladores u otras labores vocacionales.

Estudios respecto a la etiología de este problema indican que comúnmente se trata de lesiones por sobre uso: es decir, movimientos repetitivos constantes, tal vez con mala mecánica.  El resultado es una micro lesión de parte de los músculos extensores de la muñeca, que se origina en la parte lateral del codo llamada Epicondilitis Lateral o «codo del tenista». La parte medial (dentro) del codo también puede doler, esta es la «epicondilitis medial», algunas veces referida como «codo del golfista». Lo que ocurre en la epicondilitis lateral como en la medial, son micro lesiones repetitivas que llevan a un grado de degeneración las fibras del músculo más comúnmente de la parte tendinosa cercana al origen de ese grupo muscular.

Hay debate sobre el término que debe utilizarse, porque históricamente se le ha llamado una tendinitis o tendinosis, pero expertos señalan que éste término hace referencia a una inflamación y en esta patología, el daño conlleva poca inflamación (en general es una lesión por sobre uso)

El Codo del Tenista es un problema significativo que puede impedir a quien lo padece, participar deportivamente o realizar algunas actividades de la vida diaria. Mucho se ha avanzado en las estrategias preventivas, principalmente en equipo deportivo, técnica, acondicionamiento y fuerza, necesarios para evitar esta lesión.

TRATAMIENTO Y PREVENCIÓN

1.    Descanso. En algunos casos se requiere detener, temporalmente por corto tiempo, la actividad que causa o agrava la afección.

2.    Modificación de actividades. Se debe prestar atención a la mecánica del  movimiento y corregir alteraciones que más puedan afectar.

3.    Hielo. Colocar hielo (bolsa plástica) de 20 a 25 minutos o masaje con hielo directo de 12 a 15 minutos, puede ser de gran ayuda. Tenga cuidado de no aplicar hielo muy seguido (al menos 3 horas entre aplicaciones)

4.    Analgésicos. Se han utilizado muchos tipos, lo más común es utilizar anti-inflamatorios no esteroideo, tipo ibuprofeno, diclofenaco, naproxeno y otros, a dosis adecuadas

5.    Terapia Física. Incluyendo diferentes modalidades y ejercicios de estiramiento y fortalecimiento, aplicando las cargas de forma adecuada y guiada.

6.    Infiltración con corticoides. Si el paciente, no ha respondido a los pasos anteriores se puede recurrir a esta opción.

7.    Tratamiento quirúrgico: especial para los pocos que no responden a un adecuado y exhaustivo tratamiento conservador. Estos tal vez puedan beneficiarse de la cirugía.