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¿Y tú qué quieres ser cuando seas grande? – ¡Quiero ser famoso!

Por: Rubén Darío Villegas

Existe una notable mega tendencia entre los niños, jóvenes y adultos de hoy de buscar la fama a cualquier costo. El ser famoso se ha convertido en una obsesión recurrente en todos los estratos sociales, como medio para lograr dinero y notoriedad de forma instantánea.

Lo cierto es que no todos están conscientes de los riesgos que suponen la excesiva exposición y adaptarse a un nuevo estilo de vida. Precisamente, las celebridades de la farándula y deportes están constantemente sometidas a cambios y deben mantenerse atentas a los mismos y manejarlos adecuadamente para no perder vigencia. Es una habilidad esencial que pocos llegan a dominar completamente.

Son realmente escasos personajes como Madonna quien, a pesar de los altibajos, sigue marcando tendencias y se le considera una de las figuras más influyentes del mundo del espectáculo. O jugadores como Pelé, quien adaptó su imagen a la de un ejecutivo del fútbol y embajador corporativo del deporte de Brasil.

Quienes no han podido lograr una estabilidad emocional que los haga sobrellevar los éxitos y fracasos, altas y bajas del estrellato instantáneo, tienden a sufrir depresión, desórdenes alimenticios, trastornos bipolares, adicciones, entre otros problemas, los cuales han llevado a más de uno a instituciones psiquiátricas, hospitales, la cárcel y en casos más extremos, a la muerte. O todos los anteriores.

Celebridades como Tiger Woods, Diego Maradona, Lindesy Lohan, Brittany Murphy, Heath Ledger han sufrido en carne propia y hasta pagado con sus vidas el no poder soportar el peso de la fama.

Algunos casos

Diego Armando Maradona: «El 10» tuvo una carrera brillante y es considerado uno de los más grandes futbolistas de la historia. Sin embargo, una personalidad inestable, insegura y con notables bajas de autoestima, lo llevaron a rodearse de personas que reforzaron conductas autodestructivas. La adicción a las drogas, sobrepeso y problemas cardiovasculares casi lo llevan a la tumba, aunado a una necesidad casi enfermiza de aparecer siempre en los medios, gracias a declaraciones polémicas. En los últimos tiempos ha dado muestras de mejoría, logró ser D.T. de la selección argentina y se sometió a un by pass gástrico por razones de salud.

Ronaldinho: Luego de ser considerado el mejor y más cotizado futbolista con el Barcelona, a partir del 2007 cayó en una sucesión de escándalos por sus constantes escapadas a juergas y discotecas. Esto vino acompañado de un bajón en su nivel futbolístico que llevó a su salida del club. A su llegada al AC Milan, tuvo un repunte en su rendimiento pero luego volvió las andadas. En una oportunidad fue sacado de un club por los propios «tifosi» milanistas, ya que al día siguiente tenía un partido importante. Ahora, en Brasil, con el Fluminense, no termina de levantar cabeza, llegando a ser abucheado por su propia «torcida».

Mickey Mantle: Considerado uno de los más completos jugadores del béisbol, comenzó a usar el alcohol como una manera de aliviar las tensiones por el juego, la prensa y demás factores que acompañan el hecho de ser una celebridad del deporte. En más de una ocasión se presentó ebrio a jugar y muchos aún se preguntan cuáles habrían sido sus números de haber manejado la fama y sus tensiones de una manera saludable.

Michael Jordan: El símbolo eterno del basquetbol de la NBA supo manejar su carrera y su vida personal de la forma más equilibrada posible. El bajón que le causó el asesinato de su padre, en la cúspide de su carrera, lo llevó a tomar la decisión de retirarse temporalmente, para luego regresar en otras dos oportunidades. Ahora, es un empresario deportivo que maneja equipos de la NBA. Mantiene su cercanía con el deporte que los apasiona, dándole otro significado. Útil y de provecho en los años de retiro.

Lionel Messi: Hace que su fútbol hable por él. Se deja ver con cierta timidez, voz baja y temblorosa en comerciales y entrevistas. En días pasados, un conato de escándalo de cyber acoso supo ser manejado con discreción e inteligencia por parte de sus representantes y él mismo. Ya casi nadie recuerda el asunto, independientemente si fue cierto o no. Para el mejor futbolista de nuestra época, la fórmula ha resultado. Sus trapos sucios se han lavado en casa de la manera más sana. Y mientras así sea, seguiremos viendo el mejor Messi sin bajones ni distracciones externas. Sólo fútbol.