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El 18 de febrero se celebrará el Día Internacional del Síndrome
de Asperger, en conmemoración al trabajo realizado por Hans
Asperger.

Estos niños necesitan que los objetivos curriculares sean adaptados, que se diseñen situaciones de enseñanza-aprendizaje en entornos naturales y que se empleen apoyos visuales para organizar su jornada escolar, entre otros aspectos.

Por: Anaís Espinosa R.
Psicóloga
Foto: dreamstime

  

En la actualidad, existen con más frecuencia niños, adolescentes y adultos diagnosticados con el Síndrome de Asperger, que se presenta con preferencia en varones, en proporción aproximada de 8 a 1.  

En 1944, Hans Asperger, un pediatra austríaco, publicó un artículo en una revista alemana de psiquiatría y neurología donde describía a un grupo de niños que presentaban psicopatía autista, la que describía con características de falta de empatía, ingenuidad, pocos amigos, lenguaje repetitivo, interés por ciertos temas, torpeza motora, mala coordinación y con una gran habilidad para explicar con detalles y cifras un tema específico.

Según Artigas (2007), es un trastorno del desarrollo, hereditario, con base neurológica, que afecta el funcionamiento social, las actividades e intereses.

Clasificación
La Clasificación Internacional de las Enfermedades (CIE-10), ubica al Síndrome de Asperger en la categoría de trastornos generalizados del desarrollo, caracterizado por el mismo tipo de déficit de la interacción social propia del autismo; además de la presencia de un repertorio restringido, estereotipado y repetitivo de actividades.

También, en la nueva clasificación del Manual Diagnóstico y Estadístico de Trastornos Mentales (DSM-V), se incluye al Síndrome Asperger dentro del Trastorno del espectro del autismo, debido a que los investigadores no encontraron pruebas suficientes para considerar los dos subtipos como condiciones distintas.

Inteligencia normal
El Síndrome de Asperger no presenta déficits o retrasos del lenguaje o del desarrollo cognoscitivo. La mayoría de los afectados son de inteligencia normal, pero suelen ser marcadamente torpes desde el punto de vista motor. Parece muy probable que al menos algunos casos sean formas leves de autismo, pero no hay certeza de que esto sea así en todos los casos. La tendencia es que las anomalías persistan en la adolescencia y en la vida adulta, de tal manera que parecen rasgos individuales que no son modificados por influencias ambientales. Ocasionalmente aparecen episodios psicóticos en el inicio de la vida adulta.

Características
Las características principales son dificultades en la comunicación, lenguaje, habilidades y relaciones sociales, reciprocidad y preocupación excesiva por un tema de interés.

Presentan conflictos para interpretar las normas sociales, falta de empatía, problemas para expresar sus emociones y sentimientos a familiares y amigos, problemas de conducta, problemas académicos, juegos e intereses limitados como por ejemplo aspectos relacionados a las ciencias y suelen hacer preguntas repetitivas. En algunos casos, trastornos del sueño y alimenticios.

Pueden ser distraídos, solitarios, descuidan su higiene, cuidado personal, mayor vulnerabilidad a las alteraciones psicológicas como la depresión, la ansiedad y el estrés, dificultad para el trabajo en equipo y para relacionarse con sus compañeros de clase e incapacidad para planificar y organizar actividades.

¿Qué hacer?
Si su hijo (a)  presenta algunos de los problemas mencionados es importante que acude a su pediatra, realice los exámenes necesarios, solicite evaluación neurológica y psicológica y dé el seguimiento a sus terapias, mantenga un ambiente familiar sano, apóyese de las tutorías, evite la crítica y el castigo; utilice los refuerzos positivos y sociales.

Recomendaciones para los padres y maestros, según Artigas (2007):
En la infancia:

  • Preparar al niño anticipándole los cambios de rutina.
  • Proporcionar apoyos extras y adaptar la programación de actividades extraescolares.
  • Fomentar la participación activa en el aula.
  • Adaptar el entorno del aula, disminuyendo en la medida de lo posible los estímulos distractores (por ejemplo: colocar al niño lejos de las ventanas, puertas o lugares de paso, situar su pupitre cerca del profesor y, ser posible, al lado de niños tranquilos y afines a él).
  • Emplear apoyos visuales para organizar su jornada escolar.
  • Vivir en un ambiente estructurado y predecible.
  • Adaptar los objetivos curriculares.
  • Diseñar situaciones de enseñanza-aprendizaje en entornos naturales.

En la adolescencia:

  • Educar a los compañeros en la tolerancia, respeto y comprensión hacia el chico con Síndrome de Asperger.
  • Enfatizar las habilidades académicas sobresalientes.
  • Motivarles a participar en situaciones que refuercen su autoestima, mejoren su imagen y faciliten la integración en el grupo.
  • Intentar asignarles algunas tareas académicas en las que se puedan incluir sus temas de interés.
  • Proporcionar directrices claras sobre la manera de presentar los trabajos.
  • Contar con la figura de un tutor o profesor de “apoyo” que esté pendiente del estado emocional del chico y que pueda tener reuniones periódicas con él para hablar sobre su situación personal, académica y emocional.
  • Preparar al adolescente para el paso a la universidad o al mundo laboral.
  • Fomentar la participación en actividades extracurriculares relacionadas con los puntos fuertes e intereses.

En la adultez:

  • Terapias centradas en la mejora de la autoestima y en favorecer un autoconcepto positivo y realista.
  • Mediador social y laboral que le ayude a generar estrategias para desenvolverse con éxito (enseñanza explícita de resolución de conflictos sociales y laborables).
  • Servicio de orientación y asesoramiento personal y familiar
  • Minimización de distractores ambientales en entornos laborales.
  • Trabajos con baja implicación social.
  • Tareas bien secuenciadas con un principio y fin claros. Plazos para la consecución de sus objetivos laborales y máxima estructuración.

Los niños, adolescentes y adultos con Síndrome de Asperger merecen un trato con respeto, dignidad, sin burlas, con aceptación, comprensión, apoyo familiar, social y emocional.