FREVUELTA
Fernando Revuelta
Atleta UNDER ARMOUR
Sub-Campeón Nacional de Maratón
www.runninginpanama.com
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Desde la edición de la revista me solicitaron este mes escribir sobre las consecuencias de correr un maratón cuando no se es un atleta totalmente preparado, y de si merece la pena completar el evento en un tiempo más elevado de lo habitual, como por ejemplo de 6 a 8 horas. La verdad que es un tema que hay que desarrollar con especial tacto, porque de por medio está la determinación, el esfuerzo e ilusión de muchas personas involucradas, y lamentaría enormemente herir la susceptibilidad de alguien.

MIS ORÍGENES

Al hablar de este tema no puedo dejar de traer a mi memoria el recuerdo de cómo se produjo mi debut en maratón allá por el año 1987, cuando todavía vivía en Valladolid. La historia la tengo detallada en una de las entradas de mi blog, pero para hacerles sencillo el cuento corrí mi primer maratón después de varios años de no hacer ejercicio, con muchas más libras de lo habitual, y habiendo estado de fiesta la noche anterior.
Esto fue debido a que dos de mis hermanos estaban inscritos e iban a participar, pero ya en la última semana uno de ellos tuvo un accidente doméstico que le dejó imposibilitado. Esa mañana, en cuestión de minutos, me animé a partir con su número con el único objetivo de acompañar a mi otro hermano durante los kilómetros iniciales para darle una especie de apoyo moral.
Los kilómetros fueron pasando uno tras otro, y llegado a un punto del recorrido abandonar ya no era opción, puesto que estaba en la zona más lejana del circuito. Así que medio trotando y medio arrastrándome, pasando mucha miseria, conseguí volver a la ciudad y finalizar la prueba totalmente exhausto. Realmente siendo sincero no puedo decir que fuera algo que disfrutase en el momento ni los días siguientes, por cuanto yo no tenía ninguna intención de hacer el maratón, no estaba mentalizado, y fue algo así como un accidente. Recuerdo que pensé “que locura de prueba,…y que la gente pague encima por correr esto,…una y no más”. Pero como la mayoría de la gente quedé enganchado por la distancia. El maratón se había apoderado de mí, y solo unos meses después ya estaba completando mis segundos 42 kilómetros.

CORRER Y CAMINAR

Uno de los temas que generan más debate y controversia entre los runners es si la distancia debe completarse en su totalidad corriendo o si alternar tramos caminando también es “éticamente” aceptable. Los atletas más “puristas” defienden que en el maratón solo se debe correr, y que cualquier otra forma de desplazamiento no debe entenderse como “correr un maratón”. Sobre este punto creo necesario hacer ciertas precisiones.
Personalmente yo nunca he salido con la intención de caminar en un maratón, siempre pensé en correr y lo más deprisa posible dentro de las posibilidades. Pero en varias de las pruebas que he completado llegué a tal grado de fatiga y agotamiento que me vi obligado a tener que caminar para alcanzar la línea de meta. En la maratón Ciudad de Panamá del 2012 sin ir más lejos sufrí tal bajón físico y mental que caminé ya en los últimos kilómetros logrando llegar en 3h05, que sigue siendo un buen registro.
Después de la llegada me sentí contento de haber podido completar la distancia y no haber tomado el camino más fácil del abandono. Tengo muy claro que si alguna vez tengo que volver a caminar lo haré, igual que si me tengo que arrastrar, y a mucha honra. No veo ninguna norma o reglamento en este tipo de eventos donde se prohíba.

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Maratón de las Américas 2013. Foto ilustrativa
Ricardo Tuñón

Por otro lado hay participantes que si salen con un plan programado de hacer lo que se llama CACO (Caminar-Correr), alternando periodos de una y otra actividad. El tener esta estrategia ya de salida la mayoría de las veces asegura el éxito para el corredor, puesto que el cuerpo aprovecha esos periodos de caminata para rebajar su exigencia, y la aparición de la fatiga, tanto cardio como muscular se retrasa. Muchas de estas personas que practican CACO tienen asumido que ciertas limitaciones como la edad, sobrepeso, lesiones, falta de entrenamiento u otras les van a impedir completar todo el recorrido corriendo. Sabiamente planifican un sistema que les permite manejar la distancia por tramos, más eficientemente que el correr de salida hasta un punto de tal agotamiento donde caminar quizás ya sea la una opción hasta el final.

MARATÓN PARA TODOS

Soy un firme defensor de que el running debe ser para todos, y el maratón como prueba que desafía los valores máximos de sacrificio, constancia, y esfuerzo de un corredor de igual modo. Siempre habrá corredores más rápidos y más lentos, siendo precisamente los corredores no élites los que en volumen representan el mayor porcentaje en casi todos los eventos. Es muy importante para una carrera que quiera tener proyección mediática el incluir atletas por ejemplo africanos que corran en tiempos de 2 horas y sencillo, cerca de los récords de la distancia. Pero en el fondo esos atletas son como la punta del iceberg, porque los que soportan una prueba de maratón y le dan su real sentido son los cientos o miles de corredores anónimos que no luchan por las premiaciones ni los records, sino sencillamente por demostrarse a sí mismos que son capaces de cruzar la meta y superar tan arduo reto.
Solo hay que ver las redes sociales y como desbordan de imágenes y mensajes motivadores de corredores que completaron alguna de las dos maratones que se celebraron a nivel local las semanas pasadas. No importa el tiempo y si completaron el evento en 3, 4, 5, 6, o más horas, porque el entusiasmo de haber sido parte de la prueba, y el orgullo por ser finalista es algo que todos comparten al 100%. Creo ellos son el más vivo ejemplo de que el maratón merece la pena.
No entiendo el interés de algunas organizaciones en estar poniendo límites o exclusiones. Al contrario, hagamos esfuerzo por sumar más corredores, y que todos desde el primero al último se sientan ganadores.
Correr un maratón es realmente una experiencia que toda persona debería experimentar al menos una vez en la vida.

¿Nos vemos en la Ruta?