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Por años se ha librado, entre los hombres solteros y casados, una guerra sobre quién es el más afortunado en el sexo. Yo pienso que ambos mundos tienen su parte buena y, que más bien, todo depende de cómo éste decida disfrutar los simples placeres de la vida.

Para muestra un botón, hay quienes creen que en el fondo los hombres casados y los solteros se envidian porque ambos están convencidos que el otro, tiene más sexo.
Creo que este tema da pie para que sean los hombres quienes cuenten su experiencia, claro, desde el lado de la acera que les toca caminar.

En este caso, Rodrigo Camacho, de 35 años de edad, y tecnólogo médico de profesión, aduce que la vida de soltero no es tan buena como se pinta. Por ejemplo, él tiene la suerte de salir con la chica que le place y, por qué no, tener sexo con ella cuando se da la oportunidad. Pero el hecho de no tener algo serio con ningún, hace que se den momentos en que la soledad lo alcanza.

«De soltero, uno se mete con mujeres que también tienen una vida, compromisos e intereses por su parte, así que hay veces que a secas te dicen que no pueden salir y uno queda en el aire. Pero, cuando viví unido con una chica por cinco años siempre tenía compañía y, si no quería tener sexo, que nunca era el caso, no era por falta de pareja, sino porque simplemente no se daba el momento».

En cambio, Silvio Donado tiene, a sus 46 años, 15 años de casado y asegura que el hombre casado sólo se pierde de la variedad del sexo carnal, pues, si tiene imaginación y voluntad para llevar una buena relación, puede inventarse miles de historias de sexo con su pareja.
«Esa es la verdad, el hombre casado, que quiere ser fiel y no quiere descuidar lo que tiene en casa, sólo se priva de no probar diferentes chicas, como quien dice, andar de picaflor. Pero el casado tiene el sexo al pie de la cama, siempre y cuando, sepa como mantener a su mujer feliz».

Ahora, Donado es del pensamiento que esto depende mucho de la etapa del hombre.
A los 20 años, por ejemplo, el chico le hace ilusión probar la mayor cantidad de mujeres posibles y ganar experiencia con cada una de ellas, muy poco «le mete mente» al tema de la compañía y la necesidad de tener a alguien que esté a su lado constantemente. En cambio, pasado los 30 años, este último tema empieza a parecer necesario para el hombre, según opina Donado.

Al consultarle sobre esto a Camacho, éste respondió que en definitiva el hombre soltero tiene la libertad de estar con quien sea, cuando quiera, pero esto no asegura que se sienta completo, pues así como él tiene tiempo para compartir con varias, quienes estén con él, también le entregarán un tiempo a medias. Y, en el caso de tener mujeres entregadas a la relación sólo pasarán dos cosas: formalizar la situación al final del camino, o vivir una guerra campal con ella cuando ésta se percate de que en la relación, sólo uno está entregándolo todo.

«Uno puede vivir como gigoló pero no por mucho tiempo porque tarde o temprano la mujer quiere formalizar las cosas, o uno mismo, cuando piensa que puede perder a alguien que vale la pena».

Las opiniones de Camacho y Donado, son muy parecidas; sin embargo, me preguntaba: qué hay de la calidad del sexo? Es decir, siempre se habla que en una relación matrimonial, la pasión y el libido disminuyen, no así, cuando se vive un proceso de noviazgo o aventura sin límite.

Camacho sustenta que obviamente cuando uno está de novio el sexo es ardiente y llamativo, pero también es cierto que sólo el tiempo hace que la pareja se conozca más y cree momentos de complicidad insuperables.

Donado, quien dice que cuando salga este texto a la luz pública su mujer se divorciará de él, opina que sí es cierto que la intensidad disminuye con los años. «Uno no deja de tener sexo estando casado, pero hay que buscar el momento en el que ambos tengan ganas y no estén cansados. Otro tema que veo es que hace 20 años, con la misma mujer, podía tener sexo toda una noche; ahora, de milagro llego a una hora. La única diferencia es que ahora, definitivamente, ella sabe cómo brindarme placer con acciones que en lo personal me seducen», recalcó Donado.

En toda esta encrucijada se nos queda un grupo de hombres por fuera, los viudos o divorciados. Debo confesar que no encontré quienes estuvieran en este cuadro, pero manifiesta Donado que en su caso es como si estuviera divorciado porque quedó sólo después de vivir por años en una relación de unión.

Según él, todos (divorciados, viudos y solteros) entran en un sólo paquete, están solos y la única diferencia entre un hombre que siempre ha estado relativamente soltero y otro que queda soltero por alguna condición tiene que aprender nuevamente el arte de coquetear, seducir, e incluso acercársele a una mujer para conversar. «Estando tanto tiempo con una persona, se olvidan esos detalles, incluso da pena empezar a practicarlos, pero siempre se recuerdan trucos, se afinan metodología y lo único que puede pasar es que te digan que no. En este caso, no queda más que aplicar estrategia con otra chica o insistir con la que nos rechazó si realmente logra cautivarnos».

UN TEMA DE INVESTIGACIÓN

Las vivencias de personas comunes y corrientes siempre son importantes, aunque si hay base científica sobre determinado tema, soy de la opinión que deben darse a conocer.

En este caso, la Universidad de Nueva York realizó un trabajo de investigación entre unos 7 mil hombres casados y solteros por unos cinco años aproximadamente. Las conclusiones del tema que se dieron a conocer en la revista Science Jornal, plantearon que la felicidad se inclina más en el ámbito matrimonial que en el de los solteros.

Según los expertos, el sentimiento aclara el camino hacia el amor auténtico y el compromiso, por lo tanto, aquellos que son felices son capaces de mantener lazos íntimos y aceptar responsabilidades de otros. Un panorama que se ajusta a lo que vive una pareja de casados.
Incluso este estudio señala que el sexo entre los casados es más profundo, pues la pareja aprende a conocerse integralmente; en cambio, entre los solteros es más intenso y, a la vez, más superficial. Por ello al final ambos quedan con una sensación de vacío, de que algo faltó.
Este flagelo responde al hecho de que sólo se cubrió el deseo físico, más no el sentimental.

Otro estudio dado a conocer por la Universidad italiana de Padua sustenta que las mujeres tienden a sentirse más atraídas por hombres solteros y sin compromisos en sus periodos más fértiles, mientras que en los menos, prefieren a hombres con cualidades para la convivencia, que ya estén emparejados.

Según las expertas que lideraron la investigación, Paola Bressan y Debora Stranieri, esta situación se da debido a que los hombres de mejores cualidades genéticas tienden a ser peores compañeros y padres que los de peores cualidades genéticas. Entonces las preferencias de las mujeres, según el estudio, pueden orientarse hacia una inversión segura con los segundos, mientras que obtendrán los mejores genes mediante relaciones extramaritales con los primeros.

Después de estos planteamientos podemos decir que la vida sexual que lleve un individuo dependerá de cómo quiera llevarla y potenciarla. Ah y de las condiciones que se presenten al momento de buscar ese tipo de acercamiento carnal. Dicho en otras palabras, la frecuencia y la calidad del acto, depende de quienes lo ejecuten.