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Cuando mi editor me solicitó que escribiera de cómo era el sexo después del divorcio, me dije a mi misma, que sería pan comido el reto. No porque haya vivido la experiencia, sino porque me ha tocado ser el hombro de consuelo de cuatro amigos divorciados. Tres mujeres y un varón, éste último, fue al que más le costó superar  la separación.

 

Por: Yaribeth Vásquez

 

Con todos ellos, me tocó vivir el proceso de separación completo. Desde el momento en que empezaron a aparecer las señales de alarma hasta que, en definitiva, no había manera de salvar la relación.

Realmente se sufre mucho, incluso hubo momentos en que la situación era tan dramática y compleja, que prefería no emitir palabra, optaba sólo por quedarme junto a ellos, en silencio, escuchando cómo lloraban de forma desgarradora, mientras maldecían al mundo entero.

 

Después de estos cuadros emocionales, uno podría pensar que estas personas quedan sentimentalmente condenadas; pero es todo lo contrario.  Siento que todos tienen que pasar por ese proceso, necesario para limpiarse por dentro y luego resurgir como un fénix. Con ganas de experimentar cosas extremas y nuevas que los hagan sentirse vivos.

 

Por respeto a mis amigos, que adoro, en esta edición no usaré nombres, pero prometo ser fiel a las historias.

Por ejemplo, una de mis amigas divorciadas ya tiene cuatro años de ser una mujer soltera y sin compromisos. En ese tiempo, le he conocido a dos chicos súper encantadores con los que se ha atrevido a practicar algo que desde que la conozco, hace 15 años, siempre ha criticado: el sexo anal.

 

Después del divorcio, es otra mujer, más alegre, atrevida, extrovertida, e incluso, segura de sí.  Ahora, no piensen que es una desbocada de la vida, es una mujer profesional, muy exigente para escoger un hombre, y más después de lo que le pasó.

 

Una vez le pregunté: ¿Por qué no era así con su ex esposo? y ¿Por qué sólo vivía encerrada en la casa? A esto me contestó: «Yo juraba que siendo una mujer de casa, abnegada y dedicada a mi familia estaba siendo la mejor mujer del mundo».  Me quedé callada, porque creo que esa es la clase que nos dan a todas las mujeres desde pequeñas.

 

Pasemos a otro caso, mi amigo divorciado, un hombre que vi hacer mil locuras por recuperar a su ex mujer. La perseguía a donde fuera. Incluso, faltaba a su trabajo para pasar horas fuera del trabajo de la chica para descubrir, si alguien la pasaba a buscar o salía a almorzar con algún individuo en actitud sospechosa.

 

Muchas veces le aconsejé que dejara que la muchacha hiciera su vida. Pero muy por el contrario, me juraba que ella volvería con él a toda costa, y  lo peor, es que él estaba convencido de que ella aún lo quería.

 

Obsesionado o no, les puedo decir que ahora – a escasos dos años de dicho suceso –  tiene una relación espectacular con una chica que se desvive por él y que estoy segura de que pronto estaremos organizando la boda.

 

Para este artículo, me atreví a preguntarle cómo era el sexo con la actual novia y me respondió: «encontré lo que todo hombre busca, una mujer que no se sacia… que le gusta hacerlo en todo momento, no me pone tantos ‘peros’ como mi ex y siento que hablamos el mismo idioma».

 

Las otras dos amigas con las que viví lo que es pasar por un divorcio, viven felices. Digo, no tendrán una súper vida sexual pero el tema les sigue pareciendo atractivo.  No descartan la posibilidad de cristalizar la mejor noche sexual de sus vidas. Nada parecido a lo que han vivido en el pasado.  Apuestan a algo novedoso, ardiente y permanente, lo que quiere decir, que el estar divorciadas no les ha quitado para nada las ganas de volver a unir sus vidas con alguien.

 

Y les digo algo más, y sé que me van a ahorcar cuando ellas lean esto, no es que están en completa austeridad. ¿Saben por qué? porque uno de nuestros lemas es: «si no hay manera de satisfacerse con un ente externo, siempre cabe la posibilidad de hacerlo una sola». Sé que me entendieron perfectamente, el comentario.

 

LA NATURALEZA DEL SER HUMANO

Nuestro ya conocido colaborador, Leo Aizpurúa, de la Asociación Mundial de Sexología, comenta que el hombre, aunque quisiera, no puede quedarse solo.

 

Incluso, agrega que no importa cuánto haya sufrido una persona en una relación, siempre le va a quedar la sensación de que es necesario estar con alguien, compartir íntimamente sus vivencias y sentirse querido y deseado.

 

Sustenta que la mayoría de los divorciados tratan de mejorar como individuos y como pareja.  No se avocan a buscar una media naranja, por lo general, pero sí tratan de estar abiertos a cualquier posibilidad.

 

Los que fueron muy dependientes de su ex pareja, son a los que más les cuesta superar un divorcio, pero hasta ellos, son capaces de entablar una nueva y efectiva relación.

 

«En principio el divorciado puede pensar que mil y una cosa provocaron su separación, pero entre ese mundo de interrogantes siempre se detienen a analizar si su protagonismo sexual tuvo algo que ver en el fatal desenlace.

Esta es la razón por la que todos los divorciados se empecinan en demostrarse a sí mismos que pueden mejorar su actividad sexual, y eso sólo lo pueden hacer, empezando una nueva relación»,

Otras dudas del divorciado giran en torno a la apariencia, el nivel de profesionalismo, la proyección, etc.  Pero, hasta estas situaciones, terminan por desembocar en el aspecto sexual.

 

«El divorciado necesita sentirse que vale la pena, que la otra persona se está perdiendo mucho de ella, por eso va a sentir una especie de necesidad insaciable por intimar con otra persona. Puede que demore en empezar a sentir esta necesidad por el dolor que la embarga, pero al final, su apetito y calidad sexual puede ser una de las mejores beneficiadas después de un divorcio».

Aizpurúa advierte que cuando el divorcio es reciente, es mejor no abocarse a experimentar una relación nueva, al menos, claro, que ese haya sido la razón de la separación.

 

Lo mejor es esperar un tiempo prudente para que el proceso de confusión y asimilación de la separación se cumpla. «Con dolor, uno puede confundir sentimientos por una persona que llega a nuestras vidas a darnos consuelo, pero una vez pase ese proceso de recuperación, uno se puede encontrar con que no siente nada  profundo por quien creíamos que iba a ser nuestro nuevo amor. Uno vuelve a sufrir porque está lastimando a alguien que no tiene la culpa de nuestra situación y la persona que creía que estaba siendo correspondida, sufre al descubrir  que sólo fue un abrigo temporal para el corazón desecho de alguien».

El ver a una persona cambiada después de un divorcio es algo común. Pues, el ser humano tiende a retroceder en el tiempo, incluso, algunos empiezan a adoptar actitudes, intereses y costumbres que tenían antes de casarse.

También es común que empiece a conocer nuevas amistades o a frecuentar más a las viejas, dando paso a otro estilo de vida completamente diferente al ritmo que llevaban.

«Hay que tener claro que un divorcio no es un fracaso en la vida, más bien, es una etapa llena de experiencias, malas y buenas, que ayudan al ser humano a crecer como individuo y mejorar como persona», recalca el sexólogo.