200907-15
El llamado amor a primera vista es un sentimiento que ha sido comercializado de mil maneras. Por ejemplo, el 80% de las películas tienen una escena en la que dos personas, de la manera más repentina y coincidencial, cruzan sus miradas quedando atrapados uno por el otro.
Este flechazo que se presenta de forma instantánea, hace que ambos experimenten una serie de sobresaltos acompañados de tos, sudores, palpitación y hasta acciones marcadas por la torpeza. Como cuando al chico se le resbala el baso de la mano después de mirar a quien será el supuesto amor de su vida o cuando la chica tímida se tropieza con un objeto al quedar prendada por un chico, en extremo atractivo.

Por: Yarineth Vásquez


Pero volviendo a la realidad, el concepto de amor a primera vista es, para muchos, una aspiración del ser humano o, más bien, una simple ilusión o confusión. Hay otros tantos que defienden a capa y espada a aquel personaje que, armado con flechas del amor, va uniendo de par en par a los corazones solitarios o dolidos.

Según los expertos en la materia, el ser humano tiende a confundir la atracción instantánea con el amor puro. Esta atracción de la cual se habla, es simplemente una mezcla química corporal que hace que nuestros sentidos se confundan, que la presión se eleve y, en algunos casos, puede causar una sensación de nubosidad. Esta reacción es común cuando alguien se ve seducido por un desconocido, una persona que a simple vista puede que reúna todas las características de la princesa o del príncipe azul. En este momento, la persona queda deslumbrada, no piensa en nada y lo único que revolotea en su cabeza es la posibilidad de haber hallado a su media mitad. Pero estas reacciones, comunes todas, no son más que las consecuencias de la atracción, pero de una verdadera, inmediata y casi incontrolable atracción por una persona.

Ahora, esto no quiere decir que de este principio las personas no puedan llegar a establecer una relación que se pueda ir fortaleciendo con el tiempo. Momentos en los que realmente, puede decirse que va apareciendo el amor. Esto es así, porque en un abrir y cerrar de ojos la persona no puede discernir los valores internos del individuo, más bien, se concentra en el «él superficial» que se basa en lo físico, sus movimientos y sus características básicas. Y es en este momento del proceso, el del conocimiento, en el que muchos que fueron atrapados por el llamado flechazo del amor, quedan desencantados. Pues lo que vieron por fuera, no es precisamente lo que representaba la persona por dentro.

Haciendo una especie de investigación de todo lo que se ha dicho sobre el tema, me encontré con los planteamientos de uno de los más reconocidos escritores de temas relacionados con el amor, Heinrich Bruchner. Él opina que el amor aparece cuando dos individuos aprenden a aceptarse, tratarse y lidiarse, tal cual son. También recalca, que lo que siente una persona puede ser realmente auténtico, pero su solidez y estabilidad no pueden valorarse desde el principio. Prueba de ello, es que al principio la persona puede sentirse correspondida, pero esto no impide que el sentimiento en ambas partes desvanezca tan rápido como llegó. Incluso, por detalles tan tontos como que no hay química con los besos, con los gustos en general o con las costumbres de cada quién. En definitiva Bruchner identifica este – mal llamado amor a primera vista- como un anhelo romántico que tiende a deslumbrar al individuo o, en palabras más sencillas, lo describe como una intensa atracción sentimental.


ESCALONES HACIA EL AMOR

La psicóloga de pareja Andrea Palacios señala que después de experimentar ese sentimiento de atracción, viene la pasión y, por último, se asoma el amor. La atracción, según Palacios, dura unas cuantas horas y la pasión puede extenderse por meses, si no es que en ese lapso, la pareja se llega a percatar de que no son el uno para el otro.

Después de este momento de pasión, es que empieza a nacer la afinidad y el verdadero amor. Debido a que la pareja se internaliza, busca conocerse a profundidad y aprende a estudiar y a evaluar si las características de la persona son de agrado o, por lo menos, asimilables. Empiezan también, a madurarse sentimientos como el cariño, la protección, el respeto, la confianza y la preocupación.

Palacios no está de acuerdo con que se idealice el amor con temas como el flechazo, pues considera que esto puede influir negativamente en el proceso de llegar a entablar una verdadera relación en pareja. Sobre este punto aclara que es malo idealizar a una persona por sólo verlo por fuera, ya que esto bloquea el proceso de permitir conocer a alguien con todas sus virtudes y defectos. «No se trata de llegar, conocer a alguien y creer que todo va a hacer color de rosa. Hay que entender que nadie será perfecto para nadie porque todos tenemos detalles que no son del todo aceptable para quienes nos pretendan. El reto está en superar esas dificultades y, es allí, cuando se puede hablar de que está surgiendo un sentimiento genuino».

La especialista argumenta que las personas que llevan mucho tiempo sin tener una pareja estable tienden a organizar una carrera contra el tiempo para encontrar a esa persona que de manera repentina va a aliviar su soledad. Cuando se cruza con esta persona, manteniendo este pensamiento, lo ahuyenta. Porque en vez de cumplir los escalones que llevan al amor, siente que ya está en este punto, empieza a hablar de una vida juntos y presionar la situación. Básicamente porque sus sentidos trabajan impulsados por la urgencia sentimental que tiene de incluir a alguien en su vida. «Hay que entender que nadie se puede enamorar de una persona que no conoce. Es necesario cumplir un proceso de conocimiento e interacción que terminará por beneficiar a los dos», sustenta Palacios.

EL AMOR CIENTÍFICO

Otro especialista que ha dado mucho de que hablar ha sido Alfonso Escobar, emérito del Instituto de Investigaciones Biomédicas de la Universidad Nacional Autónoma (UNAM) de México, quien desestimó la existencia del amor a primera vista y definió el enamoramiento como un vínculo de cariño con deseo sexual.

En una de sus publicaciones detalló: «Las estructuras cerebrales valoran lo que el ojo ve, lo que el oído escucha y lo que se toca. Esas sensaciones tienen un desempeño importante en los recuerdos y las experiencias vividas, pero pueden desaparecer al día siguiente, como por arte de magia». Contrario a lo que se dice, el amor no empieza en el corazón, más bien es una emoción que tiene sus bases en el sistema límbico y la corteza del cerebro, mientras el sistema neuronal procesa el circuito del placer.

La atracción repentina, está en el sistema neuronal y asemeja el efecto adictivo de las drogas, pues, uno quiere estar todo el tiempo junto a la persona idealizada.

Como siempre mis lectores, son ustedes los que tienen la potestad para sacar sus conclusiones. En mi opinión, es rico vivir y experimentar este arrebato o golpe emocional que te altera profundamente. Esa emoción que se siente mágica y milagrosa. Pero, también estoy conciente de que cuando uno llega a reconocer y aceptar los puntos débiles de la pareja, sin altares idealizados, es cuando se vive el amor verdadero.