dreamstime s 29076648 Llegó agosto y con él, el tan esperado décimo tercer mes.


Fotos: Dreamstime

 

 

Debo confesar, que mientras fui asalariada planificaba cuidadosamente (con premeditación y alevosía), cómo invertir y gastar a manos llenas éste salario extra. 

El  décimo de abril era destinado en su totalidad a útiles escolares, viajes, vacaciones familiares de verano o para algún arreglito que se requería en el hogar. Muchos conocidos lo usaban para celebrar carnaval, y cubrir esos gastos de fiesta.

El de diciembre era para sacar los regalos y juguetes de navidad previamente abonados, para preparar la cena del 24 y 31 de diciembre, para comprar ropa nueva y también “bajar” el saldo de la tarjeta de crédito; sin embargo, el décimo de agosto era libre, no tenía compromiso, por lo que yo disponía de él a mis anchas.

Por muchos años, malgasté éste dinero de agosto en los publicitados baratillos, comprando maquillaje, perfumes, zapatos, carteras, faldas y blusas que resultaron guardadas y archivadas en una esquina de mi armario, piezas que finalmente terminé regalando o donando a caridad con la auto convicción de que me gusta ayudar a los más necesitados con esas prendas que ya no uso (o que nunca usé).

He pasado de asalariada a empresaria, y me he dado cuenta del verdadero valor del dinero, de lo que cuesta ser tú quién pague ahora las quincenas y décimos de tus empleados, y que ya no estoy en mi zona de confort. 

Te comparto mis recomendaciones para que tus compras “impulsivas” sean menos arriesgadas y más inteligentes, ante un poco de dinero extra en tu cartera:

  1. Al ver esa cartera o zapato que tanto te gusta pregúntate: ¿realmente lo necesito? ¿Puedo vivir sin este top color turquesa? Repasa mentalmente tu armario, y encontrarás si tienes algo similar que nunca has usado, o si realmente vale la pena llevarlo.
  2. Ahorrar no significa comprar siempre lo que está en baratillo, es preferible que compres productos un poco más costosos, pero de mejor calidad. 
  3. No compres moda pasajera, es decir, no compres esa falda de estampado de leopardo rosada pensando que te la pondrás más adelante, ya que eso nunca sucederá.
  4. No compres tallas más chicas o tallas más grandes a la tuya. Conoce tus medidas y no sueñes en que usarás ese jean al bajar o subir de peso.
  5. Usa todos los cupones y tarjetas de descuento que tengas, redime millas o aquellos bonos o incentivos por compras que hayas ganado anteriormente.  No esperes acumularlos, ya que usualmente tienen fecha de vencimiento y te quedarás sin usarlos.

En fin, hoy después de tanto derroche acepto que soy una compradora compulsiva rehabilitada, mucho más consciente y menos consumista, sigo amando las vitrinas con anuncios rojos, los maniquíes recargados y esas invitaciones a tardes de compras y trunk shows que tanto me gustan;  sin embargo, me he dado cuenta que debo ser más precavida, ahorrativa y planificarme antes de salir de casa a darme ese Shopping gustito.

Masstige!


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Sandra Chiam
Mercadóloga
www.sandrachiam.com